domingo, 10 de octubre de 2010

El aroma impregnado


Sábado por la mañana, bueno, técnicamente sería más correcto decir al mediodía, todo en silencio, sólo las gotas de lluvia golpeando en los cristales rompe el silencio en la habitación. No hay prisas, ni despertadores, ni cargo de conciencia que nos impida seguir durmiendo. Despertamos silenciosamente y sorprendidas al mirar el reloj. Hacía mucho tiempo que no disfrutábamos de un sábado así, sólo para nosotras. Nos dirigimos casi por inercia hacia la cocina para meternos nuestra dosis de cafeína diaria, pero hoy sabe diferente. Hoy se bebe sólo por placer. El aroma del café impregna nuestra mañana de sábado, y nos marca las pausas que hemos de seguir para disfrutar de esa mañana, que ambas sabemos, tardará mucho en repetirse. Una mañana marcada por la lluvia, el café, y el modelado de plastilina que nos hace disfrutar como unas niñas pequeñas. Nada más importa. Desayuno a la hora de comer, almuerzo a la hora de merendar. No tiene manillas nuestro reloj en el día de hoy, nosotras marcamos el ritmo. Y para terminar, el mejor de los finales, pese a que la noche se interrumpiese porque nos volvió a atrapar el reloj, el cargo de conciencia, y el despertador que sonaría a la mañana siguiente.

"El mejor café, el que se toma en buena compañía"

P.D La foto es del delicioso café que nos tomamos en una carismática cafetería de Cracovia, cuando de repente nos sorprendió una tomenta en pleno mes de agosto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que entrada más bonita, como me ha gustado ese sábado que describes.
Un saludo maja.