viernes, 30 de septiembre de 2011

Viernes que saben a lunes


Cada vez me cuesta más arrancar los motores cuando llega el viernes ¡ni que fuera lunes! Aunque sí tengo que reconocer que en estos momentos en los que no tienes nada que hacer, ni rutina, ni horarios ni nada, todos los días parecen iguales, pero ya podrían haber elegido otro día de la semana para ser igual, no que todos parecen lunes. Comienzan los días con la incertidumbre de si te llamarán de aquel trabajo, si te darán aquel encargo para diseñar, si saldrán las listas para entrar en este curso o en aquel otro. Y esperando esperando comienzan todas las mañanas, y terminan de la misma forma pensando en cómo va a ser el día siguiente, y así volvemos al insomnio, a los comederos de cabeza y a no dormir. Con lo que se consigue estar cansada a la mañana siguiente, y empezar afrontando un nuevo día con la incertidumbre de no saber qué va a pasar. En definitiva: como si fuera lunes.
La vida: una espiral, pero parece que últimamente mi espiral se ha cerrado y solamente doy vueltas en la misma dirección una y otra vez.

Este fin de semana toca desconectar. Nos han regalado una noche en una villa rural con una smartbox de esas, y a un pueblecito de Córdoba que nos vamos, para al día siguiente poder ir a Córdoba capital para pasar el día con la que nos ha hecho el regalo. Eternamente agradecida de lo será las únicas vacaciones para desconectar en mucho tiempo.

Espero venir el lunes (pero el lunes de verdad) con las pilas recargadas, la mente despejada y las horas de sueño recuperada. He conseguido que esta escapada sea un poco más "natural", y que la palabra senderismo por lo menos haya estado en las conversaciones (otra cosa es que se lleve a cabo) y es que a veces mi lado 100% urbanita necesita una pequeña escapada natural para resetear todo mi sistema operativo y poder empezar a funcionar bien de nuevo.

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos (W. Shakespeare)

sábado, 17 de septiembre de 2011

El árbol de la vida (de ciclos, etapas y superaciones)



Sin duda no te deja indiferente. No es todo lo que tengo que decir de la última película de Malick "El árbol de la vida" pero sí lo primero para empezar a hablar de ella. Siempre he defendido que cualquier manifestación artística tiene que cumplir un único requisito, que no deje indiferente a nadie.

No sé si será porque en estos momentos me encuentro en un punto de mi vida en "stand by", pero la reflexión sobre la vida que hace Malick en su película me sacudió todo mi fuero interno por así decirlo. Desde el primer minuto de la película hasta el último estuve en tensión, atenta a cómo se iba desarrollando toda aquella historia. Ese poema visual que el director nos hace llegar a través de esas metáforas en imágenes que muestran la naturaleza en su estado más puro. ¿Alguna vez os ha hablado una imagen?¿Alguna vez habéis descifrado un mensaje sin necesidad de que se os muestre explícitamente?

En esta vida se nos ha brindado un maravilloso instrumento, la metáfora. Decir sin decir, mostrar sin mostrar, la sutileza del lenguaje ya sea hablado, escrito o visual. A mi personalmente me encanta, me hace despertar en mitad de esta sociedad tan adormecida a la que se le da todo mascado y listo para digerir de forma automática.

Tengo que reconocer que he visto mucho cine (de todas clases, y todo lo que me queda aún por ver) y también tengo que reconocer que me han preparado, formado y maldecido con ese “don” con el que tras 4 años desmenuzando películas ya no vuelves a ver ninguna película igual como hacías antes. Esa es mi experiencia personal, por eso toda esta reflexión la hago desde mi persona. Pero para experimentar el laberinto de sensaciones que Malick consigue trasmitir no hace falta ser un entendido ni un “friki” del cine, simplemente hay que ir sin ningún tipo de idea preconcebida y con la mente muy abierta para dejarse llevar por el mundo de las metáforas en imágenes.

Desde la creación de la vida tal y como la conocemos hoy en día, hasta la superación del momento “anti-natura” de unos padres afrontando la muerte de su joven hijo. Una reflexión de la vida en todas sus etapas, haciendo hincapié de cómo nos afecta al ser humano todo lo que pase en nuestra niñez, en ese período en el que somos esponjas que todo lo absorben, en el que somos seres vulnerables en los que se empiezan a construir personalidades, en el que empezamos a formalizar gustos, miedos y temores. Y la pre-adolescencia donde comenzamos a cuestionarnos nuestros propios actos, donde convergen todos nuestros miedos y donde se empieza a batallar con nuestra auto-superación.

Esa es mi visión de “El árbol de la vida”. Una visión resumida en el que me dejo muchas cosas en el tintero, pero es que como en todo se podrían sacar millones de interpretaciones, porque eso es lo bueno de todo producto artístico, que no deja indiferente porque para bien o para mal a cada uno le hace vivir durante dos horas y medias un mundo de sensaciones.

P.D. Gracias a Laura por estos enlaces en los que se nos da motivos para ver la película:

http://thingsthatmakeyouhappy.com/2011/06/03/5-reasons-to-love-the-tree-of-life/?lang=es

http://www.elpais.com/articulo/cine/Palabra/Terrence/Malick/elpepuculcin/20110916elpepicin_6/Tes