martes, 28 de junio de 2011

Estar en las nubes...

Cuando decimos estar en las nubes, nos referimos a ese estado de ensoñación cuando estás despierto. Nos referimos a esa inopia en la que una se sumerge y no hay suficiente café en el mundo para que se despierte. Pero a mi me pasa que también estoy en las nubes incluso cuando sueño (toma ya que guay soy!) . Y eso hace posible un mal descanso con la consecuente "alobaera" durante todo el día. Mis amigos dicen que lo que me suele suceder durante el día no es normal, pero lo que me pasa por la mente una vez cierro los ojos tampoco lo es. Me acabo de unir en facebook a un grupo llamado "sueños que te hacen dudar de tu salud mental". Y es que así me siento yo, persona que intenta racionalizar todo aquello que se pueda racionalizar, intento siempre buscar un por qué a mis sueños: he soñado esto por este motivo, o con aquella persona por esto otro... pero aún así me pregunto... ¿y qué? Por mucho que encuentre la relación entre los sueños y los actos reales de mi vida, siempre me pregunto por qué se quedan en mi subconsciente esos datos y después salen a la luz a modo de sueños. Esa respuesta creo que nunca la tendré. Si Freud no pudo no creo que yo vaya a poder tampoco, ya que aprobé la filosofía en el instituto a base de muchos "cigarritos de la risa", piardas, novillos o pellas varias (como lo quieran llamar) y con una mente bastante fantasiosa. Lo mejor es no pensar el por qué soñamos esas cosas, porque no creo que nunca vayamos a encontrar la respuesta absoluta o que nos convenza. Por eso lo mejor es contárselo a tus amigos, echar unas risas a tu costa, y por qué no, algo que me han sugerido en muchas ocasiones, apuntarlos para que me puedan servir de base para el guión de mi próximo corto. La foto va dedicada a eso de estar en las nubes, pero debido al día de ayer las nubes son de chucherías porque así me alegraron ayer endulzándome la tarde, y por el día de hoy las nubes son de colorines, por todos aquellos que no entienden el día del orgullo. Señores yo estoy orgullosa todos los días del año, el que se dedique un día al año es simplemente para reivindicar la lucha contra la represión, discriminación y rechazo que hemos sufrido y aún sufrimos -hay que recordar que la ley es una cosa y que la mentalidad de la sociedad es otra, y que en muchos países aún se pena con muerte- por el simple hecho de amar a personas de nuestro mismo sexo.



"¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son." (Calderón de la Barca)

martes, 21 de junio de 2011

Café a contratiempo



Se vuelve a la rutina, se vuelve al reloj, a que las manillas midan a cada segundo el tiempo que está pasando. Ese tiempo que no vuelve. Según el consejo de un amigo mío, en períodos de vacaciones no llevo reloj, me lo sugirió una vez y cuando lo llevas a cabo engancha y mucho. Ahora día tras día siento que el reloj se adhiere a mi muñeca a modo de grillete y no cada vez lo aguanto menos. Yo siempre he sido de llevar reloj, de controlar el tiempo, de intentar dirigirlo pero sin duda, cada vez que pasan más los días, los meses, los años te das cuenta que es inútil, que el que lo controla todo es él con su tic-tac que a más de una le resulta insoportable.

El hecho es que ahora el reloj va a contratiempo, cada segundo que pasa es uno más que se resta. Sabes que tiene una fecha de caducidad pero eso no quita que no vayas a sentir esa vertiginosa pérdida del tiempo. Mi tío me comentó una vez que la vida son etapas, etapas que empiezan y que acaban. Qué razón tiene.

Sin duda, cada vez soy más consciente que es inútil luchar contra el tiempo. No vuelve, y cada segundo es irrepetible. Pasa rápido, cada año más rápido. Revives acontecimientos que sucedieron en esas mismas fechas en años pasados, pero sabes que no se vuelven a repetir, que son simplemente fantasmas del recuerdo. No eres la misma persona, hoy eres más completo de la experiencia que pasó, no son las mismas circunstancias y no es el mismo tiempo.

En resumidas cuentas, no sé por qué reflexiono últimamente tanto sobre esto. Hoy de camino al trabajo he visto la, esa Plaza de la Libertad como se ha estado llamando durante todo este largo mes, y que hoy estaba vacía. Era inevitable no quedarse mirándola y sintiéndola extraña. Pero uno se acostumbra. Nos acostumbramos a verla como cama para los soñadores que motorizaron el movimiento 15m en Málaga, y supongo que nos acostumbraremos a verla nuevamente vacía. Nos acostumbramos a no volver a ver caras, ni oír voces, nos acostumbramos a circular por el carril bici, a llevar casco, a no fumar en los bares… todo es cuestión de acostumbrarse. Somos seres amoldables (que no conformistas) y supongo que me tendré que amoldar a que sea el tiempo el que controle, pues la acción inversa es totalmente imposible, por lo menos ya no está tanto en mis manos como creía que estaba.

Sólo me queda pensar y aplicar la frase que allá por 2004 leí en un bar de Madrid llamado “Las cuevas de Sésamo” creo recordar, y que decía así:

"No hay cura para el nacimiento y la muerte, excepto disfrutar del intervalo". (Santayana)